viernes, 12 de diciembre de 2008

Optimismo.

Caminando por las calles extraje las dudas,
perseguí las huellas y lloré todo lo que pude.
Caminé hasta sentir tanto cansancio
y hasta odiar a todo cuanto encontré a mi paso.
Caminando por las calles sentí el desierto
aunque me encontraba en medio de la urbe.
He convencido a mi mente de que no se desquiciara
he ahogado en una fuerte bebida mis penas.
Recordé todos los mejores momentos,
sobre todo mis años, sobre todo mi infancia.
Temí lo peor, me fui de adentro mío.
Caminando por las calles, rodé
di vueltas, hice medialunas,
estiré los brazos y cerré muy fuerte los ojos.
Pasé por los bares de siempre por los bancos de siempre
vomité las mismas palabras en un papel
y me senté en uno de ellos, palpitante,
saqué mi corazón, lo sacudí todo,
me lo volví a poner al pobre.
Y Luego caminé, caminé hasta el delirio
y caminando supe lo fea que es la ciudad,
lo hipócrita que es la gente, lo destructivo que es
vivir en medio de tanta decadencia.
Caminando por las calles me supe una más
decadente con el resto, mediocre como todos.
Dancé un poco entre las hojas secas, huí lejos.
Y lloré, lloré hasta crear un hondo lago.
Caminando me fui muy lejos, muy lejos,
donde las cosas cambiaban un poco de color,
pero al volver pasé de nuevo por esas calles,
y lo único distinto era que estaba en otro día.



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