sábado, 8 de noviembre de 2008

un leve día que se ha ido

Se ha ido el brillo de la vida
y redescubre lo incierta que parece el alma transparente
cuando se desnuda toda bajo la tarde,
cuando la pesadez del día aprieta.
Se han ido las horas, las mejores horas,
y se miran de reojo las próximas y hablan,
al aturdido atardecer que es cero tiempo,
cero acumulado de conocimientos,
cero grados muy altos en el cielo.
Se celebra un poco el sueño apretado,
porque ya no puede volver a ser aun dentro del aire
y aprisionado por el viento y el cielo oscuro,
que lo traspasa poco a poco, se hace horas enteras.
Y los hábitos remotos se han marchado
y esa manera obsesiva, ilusa,
y no cae en la esperanza de ser, ya se ha ido,
como poco a poco se reacomodan las elecciones
como pasan los meses, los años
y como se sienten cada día, espesos,
pesados como plomo, pinchantes como agujas.
Este día es la luz de un bello día que fue
un día que será recordado y que fue recorrido
un leve día con sus horas cortadas.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Tiempo.

Teme que sea una impensada mañana,
que verá la clara luz entrando y la realidad toda,
mas ¡Si! ¡Sabe de reír esta alma! y espera…
Tan a su pesar pero aún espera, lo que debe esperar.
Dentro de muchas horas encontrará verdad,
sólo verdad, sólo un lenguaje cierto,
no tan confuso ni tan desesperado como hoy.
Así como teme ser presa del destino,
como teme enloquecer en el silencio de la jornada,
como tiembla al recordar cuanto costaba
entender que ya no se hace más un pensamiento
cuando se ha agotado, cuando ya no lo quiere el cuerpo.
Tanto, tanto, tanto, tanto ha pensado y unido
las reflexiones bastante en el vértigo
y aún así piensa de nuevo y es otra en las palabras
y nada que ver tiene con la vida real, ni con el día que vive
ni con la clara luz de la mañana.
Repite, sólo repite las ideas mas nobles,
los sueños más profundos que se decide a desear,
pese a que extremo tiempo ha transcurrido
un tiempo tan extenso como el océano,
un tiempo que se abisma en la larga duración, es una vida entera,
un tiempo que solo pretende distenderse
y que solo vive cada día agotado,
vestido en la hora, como despreocupado,
un tiempo que el alma acosa distraído
y oculto en el tiempo un antiguo deseo,
nunca hecho realidad, jamás cumplido
y que viéndose poco exitoso aparece de todos modos. Y huye.