lunes, 26 de noviembre de 2007

Orden adentro y afuera.

Puse cada una de las cosas en su sitio
Los papeles son cada vez más, son tantos
que harían una montaña, blanca
Y si volaran invadirían todo el cuarto.
La ventana abierta trae tarde
Hay cosas mezcladas en el desorden,
A veces es mucho mejor así
Todo unido sin sentido de ser, no lo tiene
No es ni malo ni esperable.
Exploro los despojos de la mesa
Hay hebillas, anillos y un papel escrito,
Cuadernos, revistas, lapiceras azules
Y una inútil y agotada agenda.
Hay volantes que me dieron por la calle
Que tome distraída, amable,
Hay eventos por delante, hay fotografías
Hay ciudad hasta en las ganchos.
Hoy se hizo de noche haciendo orden
Y parece todo más claro, la precisión de lo ubicado
Donde debe realmente estar.
Y la ciudad igual quedó afuera pero más nítida
Casi como una postal.

Vivencia.

Vago en la quietud.
El tiempo silencioso
y virtuoso refleja impune
una época inconcebible.
Notas de unas cuerdas
cuentan una tarde en la calle,
un calor imposible, temeroso
desconfía de mí incrédulo
de que esté viviendo.
Y por la ventana entran
propuestas vacías.
Mis manos tocan letras,
pero no deciden,
dejan, solo dejan
y se celebran en crear.
Mis manos no sostienen nada
pasa extasiado
un civil caminante
detrás de un manto pantanoso
y se cree existencia.
Y tan solo vivo
riquezas ajenas miro de reojo
a quienes van
a quienes les va bien
en el injusto tiempo.
Reflexión, sobre la escasez
de la ambición.
Sobre la nada.
Y pese a todo, parece
que todo está bien.
Como un convencimiento.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Traigo el destino encomendado


Dragón sol
Inmenso espejo
Me veo a mí misma
Mi pasado
Entre nubes de nieves
Nieves de nubes,
Me revelan secretos,
Figuras del futuro
Un cóndor y un corazón
Recibo sobrecogida
Todos tus regalos
La presencia misma.