miércoles, 27 de agosto de 2008

Vacío.

La casa en la oscuridad de la tardecita al llegar,
el único espacio para soñar parece cerrarse,
la sola persona para confiar ha mostrado su rostro
y dentro el constructo tenebroso de un bosque
se desmorona absolutamente salvaje
y en las imagenes danzas absurdas hacen
las fieras desaforadas comiéndose otras almas y la mía toda.
Podría haber pensado mejor quizá, meditado,
podría haber frenado, podría haber elegido diferente,
porque lo de hoy es solo una triste canción
que con su letra sabia me corroe los huesos.
Solo eso en el aire, en mis narices,
solo donde termina la orilla y comienza el mar en lo profundo,
solo al doblar la esquina y creer en algo
y al siguiente día darme cuenta que es nada,
nada en mis ojos al cerrarse, nada afuera,
nada moviéndose, nada.
Quizá lo triste sea siempre así,
como algo que se siente vacío pero cada vez
es un tono distinto al menos,
al menos parece otro en las palabras,
parece otro a cada paso, parece diluirse también
y parece posarse en las olas del mar
y desaparecer en la espuma.
Solo lo veo desde la orilla , como se va
como mi pequeña nostalgia se va
y con la noche espantada, bruna y tranquila
y con el espacio como si fuera vano,

solo desaparece silenciosa.

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