Si me animo a ser,
en las grietas de lo alto
del techo sucio
caerá ya la sangre,
y pasaré donde pasa el mar,
donde pasan los hombres
donde todo se pierde.
En un camino
incesante,
si me animo a chocar
y entregarme y salir
y elegir recuerdos
y encapsularlos.
Un sol a mareas
permanente,
y una oleada negra
imposible de sangre
de este techo agrietado,
me mira desde ahí arriba
y finge reír a veces
enturbiada.
Se dijo por ahí
que no podía ser.
Que no salga cuando
la marea es tan alta.
Y yo voy igual
y me está perdiendo.
Con la luz
de un sol a mareas
ando desquiciada.
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