miércoles, 20 de febrero de 2008

Cordero a la venezolana (por América LaCIA)

U na pinza eléctrica descarga 110 voltios en la sien del animal durante unos cinco segundos, suficientes para que quede atontado aproximadamente cinco minutos. La descarga equivale más o menos a la mitad del voltaje que se recibiría si metiéramos los dedos en un enchufe. El matarife desangra el animal pinchándole el cuchillo en el cuello, al lado de la oreja.

P reparación: Sacar el hueso a las piernas de cordero de Dios, sin partirlas para conservar su líquido color negro. Quitar un poco más de carne de las piernas y picarla junto con un higo de la parábola (Lucas 22:29), y una salchicha Antonini Wilson y rehogarla en aceite real español. Sazonar con un poco de sal y añadir harina blanca (si la consigue boliviana, mejor), no sin antes olerla para probarla. Revolver y escopetar: lo que sobre dejarlo para las farcaeda. Agregar leche de arbushto y seguir removiendo hasta que esté espeso con la preciosa sangre del cordero, añadir un huevón (comprar en la ciudad y de paso visitar a Pantaleón y los perros), y seguir removiendo para que se quede bien mezclado y ya no se entienda nada.

Rellenar con esta masa las piernas, sazonar y reservar.

En una cazuela de barro grande, colocar algunos papanatas pelados y un perejil (preferentemente colombiano), con un poco de aceite real español y al fuego, colocar la carne y dorarla un poquito por ambos lados con cuidado de que no quede como cuero de zapatero.

Rociar con vino tinto. Cocer a fuego lento al horno. Servir en valija apropiada para la situación, acompañando con una medialuna de Santa Cruz.

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