miércoles, 6 de junio de 2007

Hada.


Pequeñita, un poco
vence la soledad
cuando no duerme.
Llora silenciosa un Hada valiente
por mis historias,
y camina tambaleando
mi amiga imaginaria
así como si nada,
estampa vidrieras muertas.
Un niño inocente toca todo el tiempo botones,
las aldeas son pequeñas y contenedoras
pero no existen.
Y las calles resultan ser demasiado extensas,
demasiado interminables.
Y así parece el Hada enloquecer,
viendo caer las paredes de la casa
destrucción, sueños dormidos
un duende que mata
a inmóviles cadenas de hombres.
Hacia la nada van sus ojos,
pobre mi Hada,
y yo no dejo que resigne
su desvelo.
Mira, mira para arriba de las cajas
que contiene el estante,
mira y ve que buenas
son algunas cosas,
mira fotos, mira esos papeles,
son palabras que quedaron
escritas, sí, para siempre.
No enloquecen los hombres en vano
son frágiles pero saben
como mirarse...
y las ilusiones recitan,
aunque dormidas.
Hada, tus ojos de un dolor punzado
se adhieren a los míos
cuando escribo las historias
cuando pienso en los hechos
y rebusco en la realidad,
y me refugio, así, un poco,
en la soledad.

1 comentario:

Nahuel Zaldumbide dijo...

Hadita haditassss.... esa hada es una que yo usaba en otras epocas en el msn, regalo de una amiga especial... lindos recuerdos!!
Nuevamente caigo en la trampa de estos textos sagrados y cargados de nostalgia, me sumo a esta marcha camino hacia la perdicion... en esa melancolia encontraremos nuestra fucking dicha...
Juli me exitas!