jueves, 6 de marzo de 2008

Otra vez.

Otra vez el deseo tan fuerte, tan embriagado de vitalidad
como las cúpulas de los muebles, como las luces cargadas
de tanta claridad en cada cosa que veo
en este ambiente tan igual que el anterior,
como las altas patas punteagudas puestas hacia arriba
extraño los tiempos pero me parece cada vez mejor.
Otra vez se enciende mi cuerpo, se da cuenta enfermo
se ve perforado, estrecho, así se ve.
Y otra vez y otra vez, son oleadas de tarde.
Desde mi asiento oigo la oscuridad de los cuartos.
Otra vez este deseo de ver el orden,
de vivirlo todo con música en las orejas.
El hilo del reloj me traspasa
y me ata a la mesa que sirve de aposento.
Un solo impulso vital. Acunarte, amoldarte,
ser vientre deseo, revolver lo dado
hasta encontrarte, hasta llegar al cielo.
Otra vez siento que me hago fuego y huyo por el aire.

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