miércoles, 9 de enero de 2008

El hombre nada.

En el alboroto de los negros días
vi subir a alguien a mis espaldas
y me hizo toda de nada
y me lleno de falso peso las entrañas.
Era un hombre
absurdo y prolijo
casi sin nada que hacer.
"Duele tanto", decía
y solo eso que lo reiteraba.
Una vez estuve sentada al sol
de una tardecilla pequeña
en una banqueta en un bello patio
y leyendo las hojas de un diario.
Y fue ahí que me di cuenta
de la nada que tenía dentro
y por qué lo hacía aun no lo sé.
"Duele tanto, tanto",
sí, ya se, hombre no me digas,
represo, inmaduro hombre dolorido,
tengo un poder sobre mi aún
dando vueltas las hojas de mi diario
y preguntándome siempre preguntándome
qué hace que no conozca el fin.
Las partes se unen de los hechos
y creo que ese hombre huyó lejos,
sí, ya sabía, yo solo andaba
y ahora duele un poco aún,
pero no pude evitarlo siquiera
se fue y sigo llena de nada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el mío que grita que duele está adentro, en la garganta, a veces baja a donde están las tripas...
a olvidarse de esa maldita presencia!, a olvidarse del tumor!
Besote
Lau