martes, 25 de septiembre de 2007

La nada del hombre nada.


Para qué tanto andar en el desierto
Desastroso de tu alma borrosa,
Para qué de la arena tener pena
Si es tan fuerte como los rayos.
Hombre nada, negado del sol
La marcha se sostendrá en el oasis
Y solo el horizonte podrá juzgarnos.
Voy sin ojos cansada, en sombra
Voy partiendo siempre partiendo.
No te voy a decir nunca adiós
Porque si lo hago no tengo nada.
Lo veo así acostada en la arena
Lo veo en el despoblado cielo,
Sé que es para nada en la nada
Se que no estarás, nunca estarás.
Hombre desierto, sí, he quedado
En el tiempo, en la arena, en tu voz,
Son años que pasaron enteros
Por donde voy cansada, vencida,
Por ahora sin rumbos ni horizontes,
Y uniendo la nada con la nada,
Y para qué no sé, para nada
O quizás para poder sentir algo.

No hay comentarios: